Si pudiéramos establecer una
regla que toda empresa debería seguir (por grande o chica que sea su tamaño) es
la de “evaluarse constantemente y saber
cuáles son sus fortalezas y debilidades”, esto para que pueda aprovechar
las oportunidades del entorno y evitar posibles amenazas que pudieran mermar su
crecimiento o, en el peor de los casos, sobrevivencia. Para ello existe una
herramienta muy útil para hacer frente a situaciones estratégicas complejas de
una manera muy sencilla y rápida, el análisis FODA.
Esta matriz se deriva de las
iniciales de sus cuatro pasos, de los cuales te pediremos prestar atención:
FORTALEZAS: Estas son las capacidades especiales y
recursos internos con que cuenta la empresa, aquello que la hace diferente
a la competencia y
única en el mercado. Un ejemplo
de ello sería el que cuente con un buen ambiente laboral, que sus equipos
sean proactivos, el que cuente con un profundo conocimiento del mercado,
un producto de calidad superior o un reconocimiento especial del cliente
para con la marca.
OPORTUNIDADES: Estos son todos los factores
externos que resultan positivos y favorables en el entorno de la empresa; por ejemplo:
Las regulaciones a favor, una competencia débil o un mercado mal atendido. Se debe tomar en cuenta que las oportunidades
solo serán visibles y útiles a través de las fortalezas o a través de la eliminación
de las debilidades, es decir, si se tiene un producto de gran calidad se podrá
aprovechar que la competencia sea débil o con escasa oferta.
DEBILIDADES: Se trata de todos los factores internos
que limitan el aprovechamiento de las oportunidades, provocan una posición
desfavorable frente a la competencia y cuya identificación es necesaria para poder
mejorar y así evitar las amenazas y recuperar una buena posición en el
mercado. Para
identificar estos puntos valdrá la pena contestar sinceramente estas dos
preguntas: ¿Qué cosas no hace bien la empresa o
incluso hace peor que otros? y ¿Cuáles son las razones detrás de los
problemas existentes?
AMENAZAS:
Son todas las situaciones que provienen del entorno y que atentan contra la
estabilidad de la organización. Estas pueden partir tanto de la
competencia como de las condiciones del mercado.
Unos ejemplos de esto pueden ser: los cambios en legislaciones o hacienda, un
escenario político o económico cambiante en la región, un accidente ambiental o
una acción en concreto de la competencia. Es muy importante tener en cuenta solo
aquellas amenazas que puedan llegar a afectar a la empresa en un futuro no muy
lejano.
